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Un paseo de calidad

Un paseo de calidad

Existe una leyenda que dice algo así como, si paseas a un perro que tira de la correa o bien quieres enseñar a un perro a pasear sin tirar de la correa debes incluir dos herramientas básicas en el paseo: una correa corta, que obligue al perro a ir bien cerca de la persona y por otro lado un collar, porque un perro con arnés tira más.

Y qué sorpresa nos llevamos cuando supimos escuchar otros consejos, más amables y actualizados, que nos dijeron que probásemos a pasear utilizando una correa larga, de más de 2 metros, y un arnés. La sorpresa fue que la gran mayoría de perros o dejan o disminuyen muchísimo la tensión de correa, sin añadir ninguna pauta más, solo con sentirse más cómodos y libres. Si además añadimos otras pautas que fomenten la tranquilidad y la relajación durante el paseo, los cambios son abismales.

Si buscáis un paseo productivo, relajado, positivo, os dejamos algunas pautas que a nosotros nos ayudaron mucho (y nos siguen ayudando) y que recomendamos a todas las personas que nos piden ayuda:

✔ Arnés. Tanto si el perro tiene tamaño pequeño como grande, si tira de la correa o no tira, lo ideal para su seguridad física y su comodidad es un arnés fijo. Hay muchas variedades, lo ideal es probarles hasta dar con el modelo que se les adapte mejor. Pero si pueden dejar las axilas libres, ser acolchados y llevar el enganche en la espalda, mejor.

✔ Correa larga. Dependiendo de los individuos (persona y perro) de las circunstancias y el entorno, se puede variar la longitud de la correa, pero siempre de manera general en el paseo debe primar el largo de 2 metros. De esta manera damos naturalidad al hecho antinatural de pasear atados. Les damos la posibilidad de tener autonomía y de poder comunicarse con más libertad con todo lo que les rodea. Cuando la correa es muy corta la tensión es inevitable, ir a nuestro lado se convierte en una obligación. Cuando damos más espacio, damos la posibilidad de que el perro tome decisiones como por ejemplo, pasear cerca nuestro (si merecemos la pena)

✔ Andar despacio, por detrás del perro. Si no lo hace el perro, nos toca a nosotros tomar la iniciativa de andar más despacio, buscando que el perro ande y no trote. Si cuando se para a oler, nos quedamos por detrás, no le inducimos a seguir caminando, si no a que se concentre y disfrute del olor cercano.

✔ Inducir al olisqueo. Podemos proponer varios olisqueos con pequeños trocitos de comida esparcidos por el suelo. Al salir de casa y durante el paseo, olisqueos de unos minutos que ayuden al perro a concentrarse en el ahora, hay que disfrutar de cada centímetro de paseo y no pensar en lo que vendrá después. En Más que guau siempre hemos escuchado que «el paseo comienza en casa». Si logramos recudir los nervios de la salida, ponemos los cimientos para un paseo menos tenso.

✔ Variar la ruta de paseo. Normalmente hacemos 3 paseos diarios, si hacemos cada paseo por una zona distinta, o variando alguna zona de la ruta, añadimos nuevos estímulos y proporcionamos un paseo más rico. Es una forma de que el perro no adelante lo que va pasar y quiera llegar rápido a un lugar.

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